- Dr. Luis Amendola, PhD., Dr. Tibaire Depool, PhD
- Estudios de caso
- Excelencia Operacional, Management
RESUMEN
Cada cierto tiempo, alguna catástrofe nos recuerda que el eslabón más débil de un sistema de producción, el hombre, es a su vez el que tiene en sus manos la garantía y la confiabilidad de su funcionamiento. Se habla de error humano, se dice que la falta de confiabilidad en un sistema se debe a que, al fin y al cabo, está manejado por hombres.
Es necesaria una reflexión sobre este problema. El error humano es tratado como lo inevitable, lo que escapa siempre a lo controlable y medible, lo que parece subtitularse “de la imposibilidad de prever la estupidez humana”.
Cuando pequeños o grandes desajustes provocan incidentes o accidentes graves en situaciones de diálogo entre hombre y máquinas deberá decirse que el sistema ha fracasado. Que no habrá errores humanos ni confiabilidad humana. Deberá hablarse de confiabilidad operativa, que conjuga de manera indisociable: confiabilidad técnica y confiabilidad humana. La confiabilidad global de un sistema dependerá de la capacidad que disponga un sistema de producción para evitar los fallos técnicos y organizativos, de la capacidad que el sistema tenga para permitir a los hombres recuperar, teniendo en cuenta sus capacidades fisiológicas, psicológicas, psíquicas y sociales, los fallos técnicos y las dificultades en la ejecución de una tarea concreta.
Medir el error humano es medir los límites y capacidades del hombre, y para ello es necesario integrar en los sistemas técnicos estos límites y capacidades, crear tecnologías compatibles con el cerebro.